jueves, 25 de diciembre de 2014

DIA DE MUERTOS

  • DIA DE MUERTOS (2 NOVIEMBRE)


El Día de Muertos es una celebración mexicana de origen mesoamericano que honra a los difuntos el 2 de noviembre, comienza desde el 1 de noviembre, y coincide con las celebraciones católicas de Día de los Fieles Difuntos y Todos los Santos.
Es una festividad que se celebra en México y en algunos países de América Central, así como en muchas comunidades de los Estados Unidos, donde existe una gran población mexicana y centroamericana. La Unesco ha declarado la festividad como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Existe en Brasil una celebración similar conocida como Dia dos Finados, aunque esta festividad no tiene las mismas raíces prehispánicas que el Día de los Muertos.
El culto a la muerte en México no es algo nuevo, pues ya se practicaba desde la época precolombina. Asimismo, en el calendario mexica que se localiza en el Museo de Antropología, se puede observar que entre los 18 meses que forman este calendario, había por lo menos seis festejos dedicados a los muertos. Los evangelizadores cristianos de tiempos coloniales aceptaron en parte las tradiciones de los antiguos pueblos mesoamericanos para poder implantar el cristianismo entre dichos pueblos.
Los orígenes de la celebración del Día de Muertos en México son anteriores a la llegada de los españoles. Hay registro de celebraciones en las etnias mexica, maya, purépecha y totonaca. Los rituales que celebran la vida de los ancestros se realizan en estas civilizaciones desde la época precolombina. Entre los pueblos prehispánicos era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento.
El festival que se convirtió en el Día de Muertos se conmemoraba el noveno mes del calendario solar mexica, cerca del inicio de agosto, y se celebraba durante un mes completo. Las festividades eran presididas por la diosa Mictecacíhuatl, conocida como la "Dama de la Muerte" (actualmente relacionada con "La Catrina", personaje de José Guadalupe Posada) y esposa de Mictlantecuhtli, Señor de la tierra de los muertos. Las festividades eran dedicadas a la celebración de los niños y las vidas de parientes fallecidos.


  • Simbolismo de los elementos del altar de muertos

El pueblo de México ha creado un singular elemento subjetivo contra la muerte, con la colaboración de la misma. Para ello le basta colocarse, ayudado por la fantasía, en el terreno en que la gran niveladora barre a todos, ricos o pobres, humildes y poderosos, así como con la misma a través de fotos.
  • Las calaveras de dulce tienen escrito en la frente el nombre del difunto (o en algunos casos de personas vivas, en forma de broma modesta que no ofende en particular al aludido), y las consumen parientes o amigos.
  • El pan de muerto es una representación de la eucaristía, y fue agregado por los evangelizadores españoles. Es un panecillo dulce que se hornea en diferentes figuras, desde simples formas redondas hasta cráneos, adornado con formas de huesos hechas con el mismo pan; se le espolvorea azúcar y se elabora con anís.
  • Las flores. Durante el período del 1 al 2 de noviembre las familias suelen limpiar y decorar las tumbas con coloridas coronas de flores de rosas y girasoles, entre otras, pero principalmente de cempasúchitl, las cuales se cree atraen y guían las almas de los muertos. Casi todos los panteones reciben visita de muchas personas.
La flor de cempasúchitl es símbolo del resplandor del sol, que se consideraba el origen de todo. Cada flor representa una vida, y en el caso del difunto significa que este aún conserva un lugar dentro del Todo, y que no ha sido olvidado por sus amigos y familiares. Curiosamente, en el poblado de Huaquechula, en el estado de Puebla, no se utiliza la flor de cempasúchitl, sino que las tumbas se adornan con nube y gladiola.
  • La ofrenda y la visita de las almas. Se cree que las almas de los niños regresan de visita el día primero de noviembre, y que las almas de los adultos regresan el día 2. En el caso de que no se pueda visitar la tumba, ya sea porque ya no existe la tumba del difunto o porque la familia está muy lejos para ir a visitarla, también se elaboran detallados altares en las casas, donde se ponen las ofrendas, que pueden ser platillos de comida, el pan de muerto, vasos de agua, mezcal, tequila, pulque o atole, cigarros e incluso juguetes para las almas de los niños. Todo esto se coloca junto al retrato de los difuntos, rodeados de veladoras.
  • Altar y ofrenda de muertos

Los materiales comúnmente utilizados para hacer una ofrenda para el Día de Muertos tiene un significado, y son entre otros los siguientes:

  • Retrato de la persona recordada: El retrato del difunto sugiere el ánima que los visitará la noche del 2 de noviembre.. Dicha imagen honra la parte más alta del altar. Se coloca de espaldas y frente a ella se coloca un espejo para que el difunto solo pueda ver el reflejo de sus deudos y estos vean a su vez únicamente al difunto.
  • Pintura o cromo de las Ánimas del Purgatorio: La imagen de las ánimas del purgatorio sirve para pedir la salida del purgatorio del alma del difunto por si acaso se encontrara ahí.
  • Doce cirios: Aunque pueden ser menos, tienen que ser en pares, y preferiblemente de color morado, con coronas y flores de cera. Los cirios, sobre todo si son morados, son señal de duelo. Los cuatro cirios en cruz representan los cuatro puntos cardinales, de manera que el ánima pueda orientarse hasta encontrar su camino y su casa aparte de agua y sal.
  • Flor de cempazúchitl (o flor de cuatrocientos pétalos): Su color representa la luz como los rayos del sol y al regarla en forma de camino y por su aroma, sirve de guía a las almas para indicarles el rumbo por el cual llegar al que fuera su hogar.
  • Cruz: Utilizada en la mayoría de los altares, es un símbolo introducido por los evangelizadores españoles, con el fin de incorporar el catecismo a una tradición tan arraigada entre los indígenas, como la veneración de los muertos. Para recordarle su fe, ya que el Miércoles de Ceniza se le dice la frase: "Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás", con lo que se le recuerda que regresa a la tierra de la que salió. La cruz va en la parte superior del altar a un costado de la imagen del difunto y esta puede ser de sal, ceniza, tierra o cal.
  • Calabaza en tacha: La calabaza (Cucurbita moschata) ocupa un lugar privilegiado tanto en la cocina tradicional prehispánica como en la actual. Es parte de la tetralogía alimenticia del país, al lado del maíz, el frijol y el chile, con los que se cultiva en la misma milpa. De ella se aprovecha todo: tallos, guías, flores, frutos y semillas. En el altar se prepara como dulce, llamado calabaza en tacha porque el recipiente usado en la fabricación del azúcar se le llama “tacho”; la calabaza se confitaba en las calderas en que se fabricaba el azúcar: cocida con azúcar, canela, tejocotes, trozos de caña de azúcar o con otros ingredientes, según el gusto de quien cocine. La preparación de la calabaza en tacha consiste en introducir dicho fruto en un cesto de palma que se confita en las calderas donde se fabrica el azúcar. Esta es la forma tradicional, pues en las antiguas máquinas de los ingenios se hacía la concentración del guarano o jugo de caña en dos calderas cónicas, colocadas sobre un solo horno (la mancuerna); una de las calderas era la malera, y la otra la tacha. En la actualidad se prepara cocida en miel de piloncillo o panela, antiguamente llamada también tacha para bendecir las casas. El dulce cristalizado se llama calabazate.
  • Papel picado: También se suelen adornar las ofrendas con papel picado que es una artesanía mexicana que se elabora con papel de china recortado con figuras de esqueletos y calaveritas, este es considerado como una representación de la alegría festiva del Día de Muertos y del viento.
  • Vara de tejocote: con esa se abrirá paso el alma que regresa a visitar a sus parientes, por eso no se le deben de quitar las espinas.
  • Arco de caña y flores: en algunos lugares de México se acostumbra a realizar este arco, el cual simboliza el paso a una vida de purificación y el abandono del cuerpo terrenal
  • Copal e incienso: El copal es un elemento prehispánico que limpia y purifica las energías de un lugar, santificando el ambiente.
  • Agua: El agua tiene gran importancia ya que, entre otros significados, refleja la pureza del alma, el cielo continuo de regeneración de la vida y de las siembras y en la ofrenda se representa con un vaso lleno de agua que sirve para que el espíritu mitigue su sed después del viaje desde el mundo de los muertos.
  • Comida: Se coloca el alimento tradicional o el que era del agrado de los fallecidos se coloca para que el alma lo disfrute.
  • Bebidas alcohólicas: Son bebidas que fueron del gusto del difunto denominados “trago”, generalmente son “caballitos” de tequila, pulque, cerveza y mezcal.

El Día de Muertos en algunas regiones de México

Estado de México








En el Estado de México la celebración de día de muertos inicia desde la tarde del 31 de octubre, los panteones se van llenando poco a poco de personas que van a decorar y limpiar las tumbas de los infantes que fallecieron. Cargados de flores, juguetes, dulces, comida y globos, los familiares van acomodándose para poder pasar el resto de la tarde y noche junto a sus pequeños angelitos. Al día siguiente es el turno de decorar los mausoleos y lápidas de los adultos fenecidos, es común ver mariachis y tríos ofreciendo sus servicios para poder alegrar el rato. Pero no sólo los panteones se cubren del característico color naranja de la flor de cempasúchitl, sino también las calles del centro de la ciudad, los altares se colocan en portales alrededor de la ciudad, de tal manera que las familias oriundas del Estado de México y turistas nacionales e internacionales puedan pasear por las calles admirando cada uno de ellos. Comerciantes ofrecen una enorme variedad de calaveritas de dulce, hechas de azúcar, amaranto y chocolate, además de otros dulces típicos. Todos y cada uno de los municipios del Estado de México organizan programas culturales para celebrar este día, es el caso del municipio de Metepec que convoca a toda la población a colocar la ofrenda colectiva monumental en la escalinata del Calvario, posteriormente se realiza el encendido “Unidos en la Luz”, que consiste en encender todas las veladoras de la escalinata. Toluca por su parte organiza un desfile, amenizado por monumentales figuras de Catrinas, Adelitas y Quetzalcóatl, mojigangas y cabezones creados por artesanos de San Pablo Autopan. Teotihuacan no se queda atrás, siendo esta la zona arqueológica más visitada del país, la celebración a la muerte data desde las culturas prehispánicas.

Teotihuacan

Como aquí se mencionó el Día de Muertos es una tradición que se remonta a los tiempos de los antiguos mesoamericanos, que consiste en rendir homenaje y culto a las personas fallecidas, recordando sus aniversarios luctuosos el 1° de noviembre para los infantes y el 2° del mismo mes para los adultos. Es menester hacer mención que las culturas prehispánicas que habitaban en el territorio mexicano tenían una concepción distinta sobre la muerte, sin embargo la gran mayoría creía en la existencia de una vida después de la muerte. En tiempos prehispánicos, las culturas mesoamericanas (entre ellas la cultura teotihuacana), celebraban seis fiestas dedicadas a los muertos, destacándose dos de ellas: La primera, data del 12 al 31 de julio para pequeños difuntos y los veinte días siguientes eran destinados para los adultos. La celebración actual del día de muertos en las fechas del mes de noviembre surgieron a raíz de la evangelización de los españoles hacia los indígenas debido a que no pudieron erradicar sus ideas sobre la muerte, decidiendo santificar dicha concepción filosófica, combinándola con principios religiosos pertenecientes a la Iglesia Católica. El pueblo teotihuacano acostumbraba hacer ofrenda en honor a los fallecidos casi todo el tiempo, practicando cansados e intensos rituales con el propósito de que el difunto llegase con bien a uno de los cuatro paraísos según su forma de muerte, conteniendo comida, copal, vasijas, cuchillos, piedras de jade y semillas; utilizaban a los perros xoloescuintles para que les ayudasen a ser la luz en el paso por el inframundo y no se perdieran sin antes llegar al paraíso, sacrificándolos y enterrándolos junto con la persona fallecida. Los teotihuacanos consideraban subsectores a donde se dirigían sus difuntos según su edad:
  • Subsector I: En este recinto se encontraban los difuntos jóvenes y aquellos que no alcanzaron a nacer. Se les enterraba en posición fetal en la tierra.
  • Subsector II: A éste sector se dirigían los adolescentes, encontrándose en sus ofrendas distintos vegetales y huesos pertenecientes a animales.
  • Subsector III: En éste lugar pertenecían los adultos, tantos varones y mujeres. A éstos difuntos se les colocaba en vasijas grandes de barro prosiguiendo con el crematorio. Se creía que en este lugar prevalecía la abundancia y la paz eterna. En su ofrenda se encontraban cañas de azúcar y comidas típicas.
  • Subsector IV: A éste lugar se dirigían los adultos mayores (ancianos), colocándose hogueras de madera para la cremación de los cuerpos. Se creía que los ancianos regresaban a la Tierra después de la muerte en forma de animales.

Aguascalientes

En Aguascalientes se celebra año con año el tradicional "Festival de Calaveras", inspirado en la obra de José Guadalupe Posada, nacido en esta ciudad y creador de la mundialmente famosa "Calavera Garbancera", bautizada por Diego Rivera como "La Catrina". Durante 10 días la ciudad capital y sus municipios se transforman, y sus habitantes toman caracterización de singulares "calaveras vivientes". Las más de 180 actividades de este festival incluyen un particular desfile con más de 3,000 participantes en comparsas y carros alegóricos, una caminata con más de 5,000 participantes denominada "Ilumínale los Pies al Cerro del Muerto", pabellones gastronómicos, artesanales e infantiles, altares, conciertos, rituales, disfraces, corridas de toros, obras teatrales, expresiones artísticas y culturales.
La particularidad de este festival es que tiene una celebraciones menos prehispánicas y en un contexto más relacionado al último siglo, y que más allá de representaciones fúnebres, hace alusión a la forma tan peculiar que tiene el mexicano de entender e incluso reírse de la muerte.

Zacatecas

En Zacatecas, se acostumbra consumir el pan de muerto y muchas familias visitan las tumbas de sus seres queridos dejando en ellas arreglos florales, principalmente elaborados con flor de cempasúchil. También existe una suerte de mezcla entre la celebración del Día de Muertos y la celebración estadounidense del Halloween donde en la noche del 2 de noviembre los niños salen a las calles con disfraces alusivos a la muerte y seres de ultratumba, tocando de puerta en puerta pidiendo «el muerto» a través de unas pequeñas rimas cantadas:
"El muerto pide camote, sino se le cae el bigote. La viuda pide una ayuda, para su pobre criatura".
Si los habitantes de la casa solicitada dan "el muerto", que generalmente suele ser dulces que depositan en bolsos que llevan los niños, estos últimos pueden recitar una bendición:
"Esta casa está bendita porque si nos dieron comidita".
O bien una "maldición" si no se atiende a su canto:
"Esta casa está embrujada porque no nos dieron nada".

Oaxaca

En la región de Acaquizapan se conmemora el día de muertos con la ofrenda de los “angelitos”. Dicha ofrenda se compone de canastas pequeñas, llevando en cada una de ellas, hojas de zapote, manzanas, naranjas, mandarinas, pan de “estrella” y pan de “conejo”.
Terminando esto se cubre la canasta con las hojas de zapote, se dice que estas hojas son para los muertos su servilleta, al terminar de cubrirlas se le ponen las velas, y a cada vela se le asigna el nombre de un angelito, estas velas son la luz que los acompaña en su camino.

Chiapas

El Estado de Chiapas cuenta con una gran gama de tradiciones y folklore. El día de muertos suele durar dos días, el primero lo utilizan para llamar y recibir a sus ancestros y el segundo para que las almas regresen a su lugar. Sin embargo el día de muertos es más que la celebración del 1 y 2 de noviembre, ya que desde mediados del mes de octubre todos los familiares comienzan a prepararse para la llegada de sus familiares finados.
Para el pueblo tzotzil una de las tradiciones más importantes es el día primero de noviembre en el cual todos los familiares llaman a sus difuntos y los invitan a disfrutar de la celebración, por último los despiden, deseándoles un buen regreso al lugar a donde pertenecen que es llamado K'atin Bak, o lugar de los huesos ardientes.
En las mismas fechas en San Juan Chamula, comunidad cercana a San Cristóbal de las Casas, se realiza una pequeña ofrenda de alimentos que corresponden en orden y número a los difuntos que se esperen. Se pasa a la Iglesia del Santo Patrono y ahí los lugareños tratan de despertar a sus familiares con el repique de las campanas.
Una vez pasado el festín es de vital importancia ayudar a regresar a las almas, para ello se dan tres vueltas al rededor del cementerio y se les invita a devolverse al lugar de las almas “K'atin Bak” diciéndoles "ya pasó tu fiesta, ya pasó tu celebración, ya te traje a tu casa". Finalmente se les encienden velas y cirios encima de las tumbas para que las almas se encuentren iluminados en su trayecto. En ésta, como en otras comunidades se puede ver claramente el sincretismo cultural de la zona. A las personas que visiten esta comunidad se les pide que respetuosamente se adentren en sus costumbres, ya que es un legado de suma importancia para ellos.

Michoacán

En Janitzio, Michoacán, se acostumbra erigir un altar sobre la tumba y las mujeres se sientan resignadas y llorosas a contemplar las llamas de los cirios y hacer oraciones por los muertos. A intervalos se arrodillan ante la cruz que indefectiblemente preside el rito, y quedan pensativos como evocando a los difuntos añorando su presencia.
Tiene además, un nombre y celebridad debidamente conquistado por la celebración de "Noche de Muertos", el día 1 al 2 de noviembre, aunque las celebraciones son las mismas en toda la región lacustre, se le han otorgado a esta Isla por antonomasia. Y refieren una historia tradicional indicando que durante esa noche, surge la sombra de Mintzita corazón, hija del Rey Tzintzicha, y la de Itzihuapa, hijo de Taré y Príncipe heredero de Janitzio: Locamente enamorados, no pudieron desposarse por la inesperada llegada de los conquistadores. Preso ya el Rey padre de Mintzita, por Nuño de Guzmán quiso la princesa rescatarlo ofreciéndole el tesoro fabuloso que se encontraba bajo las aguas, entre Janitzio y Pacanda. Y cuando el esforzado Itzihuapa se apresaba a extraerlo, se vio atrapado por veinte sombras de los remeros que lo escondieron bajo las aguas y que fueron sumergidos con él. Itzahuapa quedó convertido en el vigésimo primer guardián de tan fantástica riqueza. Pero en la noche del día de muertos despiertan todos los guardianes del tesoro, al lúgubre tañer de los bronces de Janitzio, y suben la empinada cuesta de la isla. Los dos Príncipes, Mintzita e Itzihuapa se dirigen al panteón para recibir la ofrenda de los vivos a las luces plateadas de la Luna, los dos espectros se musitan palabras cariñosas y, a las llamas inciertas de los cirios, se ocultan de las miradas indiscretas. En Janitzio las flores son inspiración y gozo que se cantan en las pirekuas como Tzitziki Canela (Flor de Canela). Tzitziki Changunga (flor de Changunga), son cantos en los que se compara a la mujer con las flores por su delicadeza, finura y exquisitez. Nadie interrumpe sus coloquios amorosos, mientras tanto las estrellas fulguran interesantemente en las aventuras, las campanas tocan desesperadamente y el lago gime como una alma en pena.
Hacia las 12 de la noche del 1o. de noviembre la mujeres y los niños se desplazan con solemnidad, localizan los lugares de reposo de sus seres queridos, ponen hermosas servilletas bordadas sobre las tumbas y depositan ahí los manjares que en vida fueron del agrado de sus distintos difuntos, colocan ofrendas florales enmarcadas por las luces de numerosas velas, y así transcurre la noche entre alabanzas, rezos y cantos de las mujeres y niños, mientras los hombres de lejos, en las afueras del cementerio, observan atentos todo lo que sucede en el interior del panteón. Una campana colocada en el arco de la entrada del panteón, suena discretamente toda la noche, llamando a las ánimas a que se presenten a la gran ceremonia.
En toda la Isla hacen eco los cantos purépechas de dulce y musical cadencia que imploran el descanso de las almas de los ausentes y la felicidad de los que quedan en la tierra. Participar en esta fiesta es cumplir con un deber sagrado para los muertos, que hacen honor a quienes lo practican. En Michoacán, la conmemoración del Día de Muertos es una tradición solemne que aún conserva esa genuina manifestación de un profundo respeto y veneración a los seres que materialmente ya no existen, y a los que a través de la ofrenda se les rinde tributo

Norte de México

Originalmente, el Día de Muertos como tal no era celebrado en el norte de México, donde era incluso desconocida hasta hace poco tiempo, todavía a principios del siglo XX, principalmente en el noreste de México la tradición era rechazada por sus habitantes y la iglesia debido al intentar sincretizar elementos paganos con la religión, y en su lugar era celebrado el tradicional Día de Todos los Santos de igual manera que el resto de los católicos en el mundo; esto debido a la escasa influencia mesoamericana en esta región del país. Sin embargo, hoy en día su presencia se debe a las políticas educativas implementas por el gobierno mexicano y la SEP a partir de la década de 1960, en sus esfuerzos por expandir la tradición en el norte del país.


No hay comentarios:

Publicar un comentario